Cochinaesperanza’s Weblog

marzo 9, 2017

8 de marzo: así es el movimiento, no se quiere quedar quieto.

Filed under: General — cochinaesperanza @ 6:26 pm

Marzo comenzó con reclamos multitudinarios en las calles. El reflejo mediático (es decir la mirada burguesa) de estas concentraciones puso, lógicamente, el acento en los «incidentes». Los incidentes en el palco de la CGT, en la Plaza de Mayo el 8 de marzo, aparecen en primer plano. Son elevados al centro de la escena.

Pero la palabra “incidente” ha cambiando su sentido y no casualmente. La etimología de la palabra, del latín incidens, significa «lo que ocurre en el transcurso de un asunto». Pero no es eso lo que suele entenderse por incidente sino “lo que se interpone en el transcurso normal de una situación” Incluir el concepto de normalidad produce un giro en el sentido: de transcurso de un asunto a obstáculo en la normalidad. Este giro es el impacto del conservadurismo en el lenguaje. Lo que es un desarrollo pasa a ser un estado, lo que está en movimiento debería estar quieto, y lo que está incompleto pasa a ser denominado normal. Bajo el desplazamiento lingüístico se encuentra el otro desplazamiento, el real: el interés por establecer lo actual como real y completo, y el movimiento como trastrocamiento de la normalidad.

Veamos la lectura burguesa del asunto: una cúpula de la CGT que se declara peronista, contiene el descontento, permite las medidas del gobierno: eso es normal. Que los peronistas la cuestionen y a la vez se nieguen a combatirla es normal. Que las bases expongan su bronca ante la podrida conducción de la burocracia sindical peronista, es un incidente.

Que las mujeres mueran por su condición de mujeres a razón de mas de una por día es normal, que los sucesivos y pendulares presidentes burgueses (con vagina o con pene) las obliguen a morir desangrándose por abortos clandestinos es normal, que la iglesia y su capitoste persigan la diversidad sexual voluntaria pero protejan a los pedófilos es normal, que un sector de las manifestantes armen un poco de quibombo frente a la dirección general de los abusadores argentinos es un incidente.

Nada puede cambiar porque todo ya es como debe ser, la sociedad es normal, y las manifestaciones son su expresión, la expresión de una normalidad que la precede y ya a ha sido constituida para siempre. Normalidad que se llama sociedad burguesa y que es la causa de la presencia de la protesta en las calles.

Dicho de otra manera, no hay una identidad que se expresa y es ensuciada por los incidentes, no hay una pureza de género o de clase que se ve ensuciada por la política, sino una batalla política por la constitución y el desarrollo de colectivos sociales. Esa batalla es por la determinación de los intereses a largo plazo de cada colectivo y no es una cuestión de índole sólo conceptual sino, fundamentalmente, de combate. Es decir, es en el movimiento (incidentalmente) que los programas se oponen y disputan en la constitución de las clases, los colectivos y sus tareas.

Cuando la burguesía coloca a los incidentes y a la política como elementos exteriores a la lucha de las mujeres y de los trabajadores, lo hace para que nada cambie, para que todo siga en el estado de cosas actual. El conservadurismo estático, considera que el mundo esta bien organizado. Los intereses bien delimitados y representados. Y este paraíso sólo se ve afectado por corruptos (para cambiemos), traidores (para el peronismo) o alguna otra excrecencia que hay que combatir, como los zurdos.

Suponer que las mujeres por el solo hecho de serlo ya han encontrado el programa que las agrupe en un colectivo es pensar que el final de la lucha está al comienzo. Lo mismo sucede con la clase trabajadora. Sus identidades fragmentadas por la burguesía buscan en la lucha el denominador, el programa político que los haga ser, para si mismos, una clase. Y eso es movimiento, es incidente, es el transcurso del asunto, es la construcción del colectivo, del programa y de la organización que lo dirija.

El momento en que un conjunto social encuentra de manera acabada y completa su identidad estará cerca del momento en que esa identidad se encuentre al borde de su disolución, o sea el momento en que las banderas que los agrupan se encuentren a las puertas de su consecución. Mientras tanto el movimiento se encuentra necesariamente plagado de incidentes, de batallas políticas, de conflictos, avances y retrocesos.

Condenar la política, los excesos, las divergencias, la discusión, es condenarse uno mismo a la esterilidad. No es casual que durante toda la semana la caterva peronista y macrista haya sido tan coincidente en criticar los incidentes. Nelson Castro unido al presidente de la Cámara de Diputados de CFK, Julián Domínguez por su condena al reclamo de un sector de las bases por un paro general fue sólo una de las tantas expresiones de amor por lo existente (y de repudio temeroso por el movimiento y el cambio)

No esperemos que todo se aquiete y encuentre su cauce ya establecido, tratemos que el movimiento derribe las pretensiones conservadoras y levante las banderas de la mayoría. Las banderas de la vida para las grandes masas, del aborto legal y gratuito, del fin de los femicidios, de una economía organizada alrededor de las necesidades de la población y no de la ganancia de los patrones, el programa político del movimiento real de las masas hacia la vida, la bandera del socialismo.

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